sábado, 4 de septiembre de 2010

Quemaduras solares



Reacción de la Piel al Sol


Los rayos ultravioletas producen una reacción inflamatoria en la piel. Si la exposición es poca y muy progresiva se produce un aumento en la pigmentación. Es lo que se conoce como "ponerse moreno". La reacción de la piel ante el sol es la de autoprotegerse. Para ello se vale de los llamados melanocitos situados en la epidermis y contienen un colorante oscuro: La melanina, que es la responsable del tono oscuro de la piel. Este tono es más o menos intenso según sea la cantidad de exposición solar y la facilidad de cada persona para fabricar melanina (los morenos la fabrican fácilmente, pero los rubios y personas de piel pálida apenas la producen).

Tipos de Quemaduras Solares

Si la exposición a los rayos ultravioletas es brusca y durante mucho tiempo se produce una lesión en la piel, que toma un color rojizo brillante y es bastante molesta al roce. Si la quemadura es más intensa (amplias zonas de la piel) los signos inflamatorios son más evidentes y dolorosos.

Las lesiones que el sol provoca sobre la piel son quemaduras. Suele tratarse de Quemaduras de Primer Grado: Se caracterizan por ser muy inflamatorias y no destruir los estratos profundos de la piel. Se presentan como enrojecimiento, hinchazón y dolor, que ceden en 3 días. Finalmente se puede producir la descamación de la parte más superficial de la piel (epidermis), que volverá a epitelizarse en una semanas sin dejar huellas. Si la quemadura es más profunda se producen ampollas, se trata de Quemaduras de Segundo Grado: Afectan de forma importante al estrato superficial de la piel (epidermis) y lo desprenden directamente (capa externa de la ampolla). También se lesiona levemente el estrato profundo de la piel (dermis), que es la zona más roja del suelo de la ampolla. La evolución es buena y la ampolla se reseca y desprende sola en pocos días. Después en unos 8-10 días se completa la regeneración de la piel sin dejar señales. Es mejor no reventar las ampollas ya que la piel levantada es el mejor apósito posible y el líquido contenido tiene las defensas suficientes como para fortalecer la piel.

Prevenir las Quemaduras Solares

La mejor manera de evitar las quemaduras solares es hacer un uso racional del sol. La exposición excesiva a sus rayos puede ser perjudicial tanto a corto como a largo plazo. Al principio del verano se debe tomar el sol pocos minutos, e ir aumentado el tiempo a medida que la piel se va adaptando a la exposición. Se debe evitar la aparición de signos inflamatorios en la piel (enrojecimiento, edema, dolor irritante) y es mejor irse poniendo moreno / morena poco a poco. Además de proteger la piel con cremas protectoras solares (fotoprotectoras) que actúan como filtro solar. Debe elegirse el factor de protección más correcto en cada caso, para ello es muy útil consultar con el médico o el farmacéutico solicitando su consejo. En principio es preferible usar un filtro solar de alta protección (protección solar 30-60) en las primeras exposiciones al sol, e ir reduciendo la protección a medida que transcurre el verano.

Los niños y niñas, y las personas de piel delicada son los que más riesgo tienen de sufrir quemaduras en su piel y deben ser protegidos con rangos elevados. En estos casos se recomienda además tiempos cortos de exposición directa de la piel al sol y no exponerse dentro de las horas de máxima irradiación ultravioleta, de 10 la mañana hasta las 16 horas de la tarde. A estas horas es cuando la radiación ultravioleta es más intensa y cancerígena. Si se toman baños o se suda mucho hay que ir renovando la crema de protección frecuentemente, en función de su factor protector y de la propia sensibilidad de la piel. El uso de sombrillas, camisetas y sombreros evita una exposición solar innecesaria y permite permanecer en la playa o los lugares de recreo veraniego sin estar directamente expuesta la piel al sol.

Los lactantes, desde su nacimiento hasta los 6 meses no deben exponerse al sol. A partir de esta edad y hasta los 3 años, las exposiciones solares han de limitarse. Los niños mayores deben exponerse al sol para poder producir vitamina D pero evitando el bronceado intenso y las quemaduras, ya que son factores predisponentes al cáncer de piel en la edad adulta.

Tratamiento

En una primera fase el tratamiento consiste en analgesia (cese del dolor), mediante la aplicación de compresas frías sobre la piel enrojecida. Las cremas con cortisona tienen un alto poder antiinflamatorio y son de gran utilidad en lesiones de poca extensión. La hidratación de la piel con cremas hidratantes es de utilidad sólo si hay una ligera irritación y, en cualquier caso, son recomendables después de la exposición solar. Si se ha producido una lesión muy enrojecida y molesta se deben evitar nuevas exposiciones solares a corto plazo. Si la lesión es muy extensa o ha sido más profunda (aparición de ampollas) puede ser necesario tratamiento tópico para quemaduras: Crema de sulfadiacina argéntica y tratamiento oclusivo (vendaje), que debe ser realizado por personal sanitario.

Riesgo de Cáncer de Piel

La piel expuesta de manera continua al sol es estimulada por los rayos ultravioleta. Si ese estímulo es excesivo o la piel es poco resistente al sol puede producirse un cáncer de piel. Los rayos solares producen continuamente efectos inflamatorios y de pigmentación en la piel. El efecto de la radiación ultravioleta es acumulativo, es decir, que la piel "recuerda" todas las estimulaciones recibidas durante la vida de la persona. A largo plazo la piel puede expresar una enfermedad cutánea grave por efecto solar mantenido (y acumulado). Por eso es importante que los niños y niñas se expongan con prudencia al sol ya que a lo largo de su vida acumularán el efecto nocivo de los rayos ultravioletas en la piel, siendo especialmente sensibles en las edades tempranas de la vida. La necesidad de sol debe dosificarse a lo largo de toda la vida, evitando las sobreexposiciones bruscas.

El cáncer de piel relacionado con la exposición al sol es de 2 tipos:

Cáncer Epidermoide o Epitelioma: Es la malignización de las células propias del recubrimiento de la piel. Se manifiesta con una pequeña área costrosa, verrugosa o ulcerada en la piel. Una forma típica es como una herida que no cura bien y no desaparece con los tratamientos habituales. Este tipo de cáncer suele afectar a las áreas de piel más expuestas al sol (cara, cuello, hombros y espalda). El tratamiento es quirúrgico (extirpación) y la mayor parte de los casos son curables si se diagnostican en fase precoz.

Melanoma: Es la malignización del componente pigmentario de la piel. Se trata de melanocitos anómalos que forman una lesión oscura en la piel, muchas veces similar a una peca. Es difícil distinguir una peca normal de una maligna (melanoma) por lo que se recomienda consultar al médico en casos de aparición reciente de una peca, si ésta es muy oscura, tiene bordes irregulares o crece rápidamente. El tratamiento es sobre todo quirúrgico (extirpación) y pueden añadirse otros tratamientos complementarios con radio, quimio o inmunoterapia. Se trata de una lesión agresiva que si no se trata a tiempo puede ser muy grave.

Beneficios del Sol

Los rayos ultravioletas que recibimos del sol son imprescindibles para que el metabolismo mineral sea correcto. Concretamente, el sol es el responsable de que los huesos se mineralicen correctamente ya que interviene de forma definitiva en la conversión del calcio de la sangre en materia ósea. El sol debe tomarse de forma habitual para facilitar la formación de una correcta masa ósea. Durante el crecimiento en la infancia es aconsejable tomar el sol (con prudencia, evitando la exposición excesiva en edades tempranas) para mejorar la incorporación de calcio al hueso y lograr una óptima mineralización

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