miércoles, 9 de marzo de 2011

Hepatitis C



¿QUÉ ES?


La hepatitis es la inflamación del hígado provocada por infección de un virus, y más raramente por intoxicación. El síntoma principal es la ictericia (coloración amarilla de la piel). Como consecuencia de la inflamación, se bloquea el paso de la bilis que produce el hígado al descomponer la grasa, y se altera la función del hígado. Cuando una persona contrae hepatitis, el hígado se inflama y deja de funcionar correctamente. Los virus responsables, por su parte, son gérmenes y hacen que la enfermedad, en sus tres tipos más habituales, A, B y C, se contagie de una persona a otra; se denominan, respectivamente, virus de la hepatitis A, virus de la hepatitis B, y virus de la hepatitis C.

SÍNTOMAS DE HEPATITIS C


Los síntomas de la enfermedad son comunes a las formas de hepatitis A, B y C. La persona que contrae cualquiera de las formas de hepatitis, A, B o C, acostumbra a sentirse como si tuviera la gripe. Hay síntomas que aparecen siempre, y otros que sólo los presentan algunas personas. Otras, incluso no presentan ninguno. De cualquier forma, si se presentan algunos de los trastornos que siguen a continuación, lo aconsejable es acudir al médico. Si éste sospecha que puede tratarse de hepatitis, seguramente hará una prueba sanguínea.

Síntomas habituales

Cansancio
Náuseas
Fiebre
Pérdida del apetito
Dolor de estómago
Diarrea

Síntomas que sólo presentan algunas personas

Oscurecimiento de la orina
Excrementos de color claro
Color amarillento de ojos y piel (ictericia)

PREVENCIÓN


Para evitar el contagio de la hepatitis C, deben tomarse, sobre todo, medidas de higiene personales, que refieren a la posibilidad de entrar en contacto con sangre de personas infectadas y al hecho de mantener relaciones sexuales seguras:

Usar preservativos cada vez que se mantengan relaciones sexuales.
No compartir con nadie agujas para inyectarse drogas.
No usar el cepillo de dientes o la máquina de afeitar de una persona infectada, o cualquier otra cosa que pudiera tener restos de su sangre.
Asegurarse de que los instrumentos estén limpios, en caso de hacerse un tatuaje o perforación en alguna parte del cuerpo.

TIPOS DE HEPATITIS C

Hepatitis endémica, cuando se contrae de forma directa: ingestión de un alimento en malas condiciones (leche, mantequilla, mariscos, etc.)

Hepatitis de inoculación, cuando se contrae durante un acto terapéutico que comporte inyección de sangre u otros productos. El periodo de transmisión es el tiempo que la persona portadora del virus de la hepatitis puede contagiar a otras personas. Es importante darse cuenta de que una persona portadora, aunque no tenga síntomas, puede contagiar la enfermedad.

En el caso de la Hepatitis C, este periodo va desde una a varias semanas antes de comenzar los primeros síntomas hasta todo el proceso clínico agudo de la enfermedad; es indefinido en las etapas de portador crónico. Según estudios sobre índices de infección en chimpancés, el número de virus de la hepatitis C en la sangre al parecer es relativamente pequeño. El contagio en la hepatitis C se produce por contacto con la sangre de una persona infectada.
Las formas de trasmisión son:

Compartir agujas para inyectarse droga.
Pincharse con una aguja contaminada con sangre infectada.
Hacerse un tatuaje o perforar alguna parte del cuerpo con un instrumento infectado.
Tener relaciones sexuales con una persona infectada, aunque este caso se produce pocas veces. En cambio, hay determinadas formas de relación con el entorno y con las personas que ningún riesgo de contacto.
Así, la hepatitis no se contagia de las siguientes maneras:

Por contacto casual, tal como darse la mano.
Al comer alimentos preparados por una persona portadora.
Al besar en las mejillas a un portador.
Al compartir utensilios de mesa, platos o taza.
Al visitar en sus hogares a personas infectadas.
Jugar con un niño infectado.
Estordunos o tos.


DIAGNÓSTICOS

Para comprobar si alguien padece o no hepatitis el médico puede realizar dos tipos de pruebas:

Análisis de sangre, o hematológico (se extrae sangre con una jeringuilla);
Mediante biopsia, una prueba sencilla que consiste en extraer un pequeño pedazo de hígado, para analizar los tejidos al microscopio y comprobar si están o no dañados. Las alteraciones más constantes son el aumento de la bilirrubina en sangre y el aumento de la actividad de las transaminasas (enzimas hepáticos, conocidos por sus iniciales ALT o GPT y AST o GOT). Se hallan entre 20 y 40 veces más elevadas de los valores normales. Estas pruebas no sólo explican si se tiene hepatitis, sino que también determinan de qué tipo, A, B o C y la gravedad de la enfermedad.
El diagnóstico se confirma por la demostración de anticuerpos contra el virus de la hepatitis en el suero de los pacientes con la forma aguda o que en fecha reciente estuvieron enfermos. Los virus y los anticuerpos se detectan por una prueba radioinmunoensayo (se venden kits de pruebas para la detección de anticuerpos contra el virus). Otros exámenes de sangre, tales como los de la función hepática, o los enzimogramas hepáticos, pueden sugerir un daño hepático que puede ser causado por algún virus de la hepatitis. La biopsia de hígado, y la laparoscopia sirven para determinar con certeza el grado de daño hepático en el individuo que es positivo para anticuerpos de la hepatitis.

TRATAMIENTOS

El método de tratamiento para este tipo de hepatitis es igual que el de la hepatitis B: La administración de un medicamento, interferón, que se ha de aplicar mediante inyecciones. La mayoría de los pacientes ha de tratarse a lo largo de cuatro meses. Por su parte, está la opción de trasplante de hígado por cirugía (necesario en ciertos casos en que el hígado deja de funcionar correctamente a causa de este tipo de hepatitis). Existen también terapias alternativas (tales como la homeopatía, dietas macrobióticas, plantas medicinales y otras) que han tenido una respuesta muy exitosa en reducir el daño hepático y mejorar la salud general de la persona. Antes de acudir a un terapeuta alternativo, hay que tomar en cuenta:

Si tiene experiencia en tratar con la hepatitis.
Si está adecuadamente calificado y reconocido en el medio.
Cuánto va a costar el tratamiento.
Como mide el terapeuta la recuperación de sus pacientes y la efectividad de la terapia.

OTROS DATOS

A la hora de explicar quien puede contagiarse de la hepatitis C, hay que tener en cuenta que depende sobre todo de la vía por la que se transmite. Así, las personas que corren mayor riesgo son:

Hemofílicos.
Personal sanitario.
Adictos a drogas que se inyectan directamente en venas.
Personas a las que se les hicieron transfusiones sanguíneas antes de 1990.

jueves, 3 de marzo de 2011

Fibromialgia





¿QUÉ ES?



La fibromialgia es un proceso reumático crónico que se caracteriza por dolor músculo-esquelético generalizado y fatiga. El paciente no presentan ninguna alteración en los tejidos ni en las células, por ello, es difícil etiquetarla como enfermedad.



CAUSAS

Se desconoce la causa que origina la fibromialgia. Sin embargo, algunos factores como las infecciones (virales o bacterianas), un accidente laboral, un accidente de circulación que produzca una lesión cervical, una enfermedad simultánea como la artritis reumatoide, lupus o hipotiroidismo podrían desencadenar su aparición. Se estimulan los receptores del dolor, quedan activados crónicamente y, posteriormente, se desarrolla la fibromialgia. Por otro lado, se ha observado en muchos enfermos un descenso de la serotonina y un aumento de la sustancia P, ambas reguladoras del dolor. La enfermedad puede desarrollarse tras de una situación de estrés muy fuerte, por ejemplo después de un primer parto cuando las mujeres tienen que enfrentarse a la responsabilidad que conlleva tener un hijo.



SÍNTOMAS DE FIBROMIALGIA

Dolor: En los músculos pero no en las articulaciones. Frecuentemente, el dolor y rigidez empeoran por la mañana y pueden doler más los músculos que se utilizan de forma repetitiva. El dolor y la rigidez pueden manifestarse por todas partes del cuerpo o pueden estar restringidos a ciertos puntos, como en los síndromes de dolor miofascial. La fibromialgia en todo el cuerpo es más frecuente en mujeres que en varones.

Fatiga: Puede ser leve en algunos pacientes y muy severa en otros. A veces se describe como fatiga mental o abatimiento general.

Trastornos del sueño: Los pacientes con este problema concilian el sueño con facilidad. Sin embargo, no es reparador. Se despiertan con frecuencia o tienen pesadillas. Otros padecen apnea nocturna (fases en las que se corta la respiración), miclonías del sueño (movimientos bruscos de brazos y piernas) y bruxismo (rechinar de dientes).

Síndrome del intestino irritable: Muchos pacientes sufren síntomas de intestino irritable como estreñimiento, alternado con diarrea, dolor abdominal, gases y náuseas.

Trastornos psicológicos: Se pueden producir trastornos psicológicos como depresión.

DIAGNÓSTICOS





La diagnosis se realiza mediante un cuestionario para conocer el historial y la sintomatología del paciente. Asimismo, durante la exploración se detectan un conjunto de 18 puntos, denominados puntos dolorosos a la presión, que se repartan en diversas áreas musculares del cuerpo, fundamentalmente alrededor del cuello, codo, rodillas y pelvis. Los análisis de laboratorio son negativos. No producen ningún resultado favorable para diagnosticar la fibromialgia. Sin embargo, sí pueden ayudar a descartar otras enfermedades asociadas como el lupus, hipotiroidismo y artritis reumatoide. Existe el riesgo de confundirla con estas patologías.



TRATAMIENTOS

El enfermo tiene que recibir en primer lugar una educación sanitaria: conocer la enfermedad, qué se espera de ella en el futuro qué tratamientos existen y cual es la explicación médica que existe actualmente. Asimismo, debe saber que se trata de un problema relativamente benigno ya que no produce incapacidad ni invalidez. Los enfermos tienden al reposo debido a que el dolor se asienta sobre los músculos, una actitud contraproducente puesto que se inutilizan y pueden atrofiarse. Lo adecuado es hacer ejercicio moderado como caminar, nadar o practicar ciclismo en llano. Es necesario tratar adecuadamente los problemas psicológicos que se asocien con la enfermedad. El paciente tiene que someterse a técnicas de relajación y terapias de modificación de la conducta. El tratamiento farmacológico combate el dolor (con analgésicos), los trastornos del sueño, los problemas asociados como el colon irritable y depresión (antidepresivos). Sin embargo, el tratamiento básico es el psicológico.



OTROS DATOS

Lo habitual es que la enfermedad se produzca alrededor de los 20 y los 40 años, con un predominio del sexo femenino. También puede manifestarse en niños y ancianos.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Enfermedad de Crohn






Definición 


La enfermedad de Crohn es una alteración que causa inflamación del tracto gastrointestinal (intestino). El tracto gastrointestinal está conformado por el esófago, el estómago, el intestino delgado y el intestino grueso. La enfermedad de Crohn puede afectar cualquier parte del intestino; sin embargo, el órgano que con mayor frecuencia se ve afectado es el intestino delgado.

Causas

Se desconoce la causa exacta de la enfermedad de Crohn. Los investigadores piensan que puede relacionarse con alteraciones genéticas, bacterias o virus. Algunos científicos piensan que en personas con riesgo genético, algún germen puede irritar al sistema inmune y producir inflamación del intestino. La enfermedad de Crohn es más frecuente entre fumadores y mujeres que utilizan anticonceptivos orales.

Síntomas 

Los síntomas de la enfermedad de Crohn se presentan cuando la pared de la parte afectada del intestino se inflama. Esta inflamación frecuentemente causa los síntomas: 

Dolor. De intensidad variable, el sitio del dolor dependerá de la parte del intestino afectada. Frecuentemente se presenta en la porción final del intestino delgado y en el lado derecho del abdomen. 

Úlceras. Son áreas del intestino que pueden sangrar y que favorecen la presencia de sangre en las heces. También pueden observarse úlceras de la boca. 

Diarrea. Puede variar de leve a intensa, puede contener moco, pus o sangre. Sensación frecuente de querer evacuar. 

FiebreCansancio extremo 

Pérdida del apetito 

Pérdida de peso 

Anemia:
cuando hay pérdidas importantes de sangre. 

Fisuras anales y sangrado rectal. La piel del ano puede rasgarse, sangrar y producir dolor.

Estos síntomas varían dependiendo la localización del intestino afectado. Algunas personas presentan además otros síntomas que incluyen: inflamación de las articulaciones (artritis), inflamación de los ojos (uveítis), inflamación del hígado y enrojecimiento de la piel.

Diagnóstico

Además de la evaluación física en busca de síntomas, es necesario realizar ciertas pruebas para diagnosticar a la enfermedad de Crohn, dependiendo de la parte afectada del intestino:

1. Exámenes en heces

2. Pruebas de sangre para evaluar la presencia de anemia y otras deficiencias

3. Biopsia, donde se toma una pequeña muestra del intestino para analizarla bajo el microscopio

4. Sigmoidoscopia. Evaluación del intestino mediante un telescopio, corto y flexible

5. Colonoscopia. Evaluación del intestino mediante un telescopio flexible y largo

6. Radiografías con bario

Tratamiento

Frecuentemente se administran medicamentos para disminuir la inflamación intestinal como
Corticoesteroides: cuando los síntomas son graves.
5-aminosalicilatos: como tratamiento alternativo a los esteroides para tratar síntomas leves a moderados de la enfermedad de Crohn.
Antibióticos e inmunosupresores.
Dieta: si se presentan muchos síntomas, se debe seguir una dieta rigurosa.
Cirugía: sólo como último recurso, cuando los otros medicamentos no funcionan; se quita la parte del intestino afectada.




viernes, 4 de febrero de 2011

Gripe




La gripe es una enfermedad contagiosa muy común que suele aparecer en forma epidémica, es decir, que afecta a muchas personas de una determinada comunidad durante un corto tiempo, por lo general, en invierno o a principios de la primavera.

Esta enfermedad está provocada por un virus, llamado en general Influenzavirus, que penetra en la parte superior del tracto respiratorio, a través de la nariz o de la boca, y puede extenderse a los pulmones.

Los síntomas aparecen después de un período de incubación de uno o dos días; el período de incubación es el tiempo que transcurre desde que los virus penetran en el organismo hasta que aparecen los síntomas de la infección



CAUSAS
El virus que causa la gripe tiene la capacidad de cambiar sus características antigénicas cada cierto tiempo, de modo que engañan a los mecanismos de defensa del cuerpo humano. Esta capacidad conlleva la coexistencia de varias cepas del virus de la gripe que, además, desarrollan otras nuevas, que transportan las personas infectadas cuando se desplazan de una zona a otra. Por ello, los nuevos virus que van apareciendo se identifican por su lugar de origen, y las enfermedades que causan reciben nombres como gripe de Hong Kong, gripe china o gripe rusa.



Cada 30 o 40 años se produce en estos virus un cambio de mayor entidad, conocido como mutación, y aparece un virus con profundos cambios respecto a las cepas iniciales, que pueden causar una epidemia mundial, en cuyo caso recibe el nombre de pandemia.

En alguna rara ocasión el virus mutante adquiere características parecidas a las cepas previas, y en consecuencia las personas infectadas por el ataque del primer virus ya están inmunizadas ante el ataque del segundo.

La gripe se transmite de persona a persona mediante la tos y los estornudos, ya que éstos producen gotitas microscópicas de saliva y mucosidades que contiene el virus, y se transportan a través del aire.

No se conoce con exactitud la participación que tienen los animales en la diseminación de esta enfermedad, aunque se puede afirmar que los animales domésticos no son portadores de la gripe.

No obstante, hay evidencias de que los animales criados en granja, como los caballos, las gallinas y los cerdos, padecen enfermedades que son similares, y hay quienes los consideran como potenciales agentes contagiosos.





SINTOMAS


Los síntomas de la gripe aparecen de forma brusca, con escalofríos y fiebre que en algunas ocasiones alcanza hasta los 39ºC, estornudos, dolor de cabeza, malestar general, dolores musculares y articulares, e irritación de garganta. Todos estos síntomas van seguidos, en general, por una tos seca y dolor en el pecho; más adelante la tos se suaviza y la nariz empieza a secretar mucosidades. También puede manifestarse dolor en los ojos y molestias intestinales, con vómitos y diarrea.

Los síntomas y la fiebre persisten alrededor de una semana, tras la cual la enfermedad tiende a la curación espontánea; el enfermo se siente débil, cansado y sin energías. La tos puede persistir hasta doblar este tiempo.

Si una persona tiene algún grado de inmunidad frente a la gripe puede sufrir la enfermedad atenuada, con síntomas leves y fiebre más bien escasa.



COMPLICACIONES
El principal peligro que reviste la gripe consiste en que la infección se extiende hacia los pulmones, lo que puede originar una bronquitis aguda o incluso neumonía. Sin embargo, estas complicaciones son poco frecuentes.

La mayoría de las veces ocurre que el organismo, debilitado por los virus, tiene menos defensas contra otros gérmenes, que son los que pueden infectar los pulmones. Estas complicaciones suelen presentarse en niños muy pequeños, ancianos, fumadores emperdernidos, diabéticos o personas con problemas crónicos en las vías respiratorias, como la bronquitis crónica o el enfisema.

Si al cabo de unos días el enfermo, además del estado gripal, presenta una tos fuerte, produce esputos de color verde o amarillo, tiene dolores torácicos o disnea, es decir, dificultades para respirar, es aconsejable que consulte a un médico.

Aquellas personas que sufren otras enfermedades, como patologías torácicas o trastornos cardíacos o renales, también deben recurrir al médico en caso de contraer la gripe, ya que puede ser necesario un tratamiento con antibióticos para prevenir las complicaciones



TRATAMIENTO

No suele ser necesario visitar al médico cuando se contrae la gripe, ya que no existe un tratamiento eficaz contra ella, puesto que los antibióticos son impotentes contra los virus. Sin embargo, en los casos de algunas personas que tengan el riesgo de sufrir complicaciones es recomendable una consulta.

Algunas enfermedades poco frecuentes, como la brucelosis o la psitacosis, pueden iniciarse con síntomas similares a los de la gripe, por lo que es necesario un análisis de sangre para determinar la causa exacta de los síntomas.

Aunque la dolencia debe seguir su curso, se puede observar ciertos cuidados para aliviar los síntomas. Así, es recomendable que el enfermo de gripe guarde cama hasta que su temperatura vuelva a ser normal; conviene beber mucho líquido, y es más importante beber que comer, por cuanto se han de restituir los líquidos y las sales que el organismo transpira a causa de la fiebre.

Para aliviar los dolores y disminuir la fiebre se puede administrar paracetamol o aspirina cuatro veces al día.

Una vez desaparecidos los síntomas, el enfermo se sentirá debilitado y deprimido alrededor de una semana, por lo que es conveniente que guarde reposo tanto tiempo como sea posible, incrementado de forma paulatina el ejercicio diario hasta la plena recuperación.

Si la fiebre persiste más de cuatro días, o si el paciente presenta dificultades respiratorias cuando está en reposo, es conveniente consultar a un médico.

Si se presenta una complicación, como una neumonía bacteriana, es posible que el médico recete antibióticos, y puede ser necesario el ingreso del paciente en el hospital.



PREVENCION


Los facultativos recomiendan a las personas que tienen mayor riesgo de complicaciones, como los diabéticos y los ancianos, la administración de una vacuna antigripal inyectable. Sin embargo, a causa de los numerosos virus existentes, es muy difícil predecir cuál de las cepas se desarrollará en cada epidemia. Por este motivo, la inoculación de la vacuna no puede garantizar la protección contra la enfermedad.

La vacuna para la gripe se administra en una única dosis en otoño, y suele ser eficaz sólo durante un invierno

miércoles, 19 de enero de 2011

Pancreatitis





La pancreatitis consiste en una inflamación aguda o crónica del páncreas. Los ataques agudos normalmente se caracterizan por un dolor abdominal severo que irradia desde la parte superior del abdomen hacia la espalda, causando desde una leve inflamación del páncreas hasta un fallo total del órgano que puede comprometer la vida del individuo. La pancreatitis crónica es un estado progresivo que supone el desarrollo de una serie de crisis agudas. Estas crisis causan dolor intermitente o constante y pueden acabar en una lesión permanente del páncreas.

El páncreas es un órgano estrecho y delgado, localizado en la zona profunda de la cavidad abdominal, detrás del estómago y por debajo del hígado. Está formado por tejido exocrino, que sintetiza potentes enzimas que facilitan la digestión de grasas, proteínas, y carbohidratos en el intestino delgado y bicarbonato que ayuda a la neutralización de los ácidos del estómago. También contiene los denominados "islotes", formados por tejido endocrino, donde se sintetizan algunas hormonas como el glucagón y la insulina, vitales para el transporte de glucosa al interior de las células del organismo.

Normalmente, la mayoría de enzimas digestivas pancreáticas son sintetizadas y transportadas al duodeno (primera porción del intestino delgado) en forma inactiva. Aunque no se conocen exactamente los mecanismos de la pancreatitis, se cree que durante un ataque de pancreatitis se inhibe la liberación de estos enzimas hacia el duodeno, activándose en el propio páncreas, e iniciándose la autodigestión y destrucción de éste.

La pancreatitis es más frecuente en hombres que en mujeres, estando vinculada y agravándose con el alcoholismo y con enfermedades de la vesícula biliar (relacionadas con la formación de cálculos biliares que bloquean el conducto biliar, en un punto muy próximo al conducto pancreático, justo donde se une al duodeno). Estas dos condiciones son responsables de aproximadamente el 80% de los ataques de pancreatitis agudas, y también son mayoritarias en la pancreatitis crónica. En un 10% de los casos la causa es idiopática (desconocida), y el 10% restante es debido a:


Fármacos, como el ácido valproico y los estrógenos
Infecciones víricas, como paperas, Hepatitis A y B, y la causada por el virus de Epstein-Barr
Hipertrigliceridemia, hiperparatiroidismo, o hipercalcemia
Fibrosis Quística
Síndrome de Reye, en niños
Cáncer pancreático
Cirugía del área del páncreas (como cirugía del conducto biliar) o traumatismo





Signos y Síntomas

Pancreatitis aguda

Aproximadamente el 75% de las crisis de pancreatitis aguda se considera leve, aunque estas crisis ocasionen un severo dolor abdominal, náuseas, vómitos, debilidad e ictericia. Estos ataques ocasionan inflamación local, hinchazón y hemorragias (sangrados), que normalmente se autoresuelven con el tratamiento apropiado, causando poco o ningún daño permanente. Aproximadamente en el 25% de los casos existen complicaciones, como necrosis (muerte) tisular, infecciones, hipotensión (tensión arterial baja), dificultad para respirar, shock, y fallo renal o hepático. Es importante acudir al médico si aparecen síntomas sugerentes de pancreatitis, ya que la severidad de los síntomas no refleja necesariamente la magnitud de la lesión, y además otras patologías (que requieren distinto tratamiento) pueden causar síntomas similares.

Pancreatitis crónica


Los pacientes con pancreatitis crónica pueden padecer crisis recurrentes con síntomas similares a los de la pancreatitis aguda; la frecuencia de estas crisis aumenta a medida que la situación avanza. Al final, el tejido pancreático aparece cada vez más cicatrizado y las células que sintetizan enzimas digestivas son destruidas, causando insuficiencia pancreática (incapacidad de sintetizar enzimas y digerir grasas y proteínas), pérdida de peso, malnutrición, ascitis (líquido en la cavidad abdominal), pseudoquistes pancreáticos (líquido y tejido destruido que puede infectarse), y deposiciones grasas. Como consecuencia de la destrucción de las células que sintetizan insulina, el paciente puede convertirse en diabético.

El dolor de la pancreatitis crónica puede ser severo y continuo o bien intermitente. Éste puede agravarse al comer, beber, y con la toma de bebidas alcohólicas.



Pruebas relacionadas
Amilasa (enzima pancreática responsable de la digestión de los carbohidratos); es la prueba más utilizada en sangre para el diagnóstico de la pancreatitis aguda. El incremento de la amilasa sérica se inicia a las 2-12 horas desde el inicio de los síntomas, alcanzando un máximo a las 12-72 horas. El aumento puede ser de 5 a 10 veces el límite superior de normalidad y en general se normaliza al cabo de una semana. Las concentraciones de amilasa pueden ser útiles en la pancreatitis crónica, observándose un aumento moderado hasta que las células que la producen son destruidas.
Lipasa (enzima que, junto con la bilis del hígado, digiere las grasas): aumenta en sangre entre las 4-8 horas desde el inicio de una crisis aguda, observándose el máximo a las 24h. Puede elevarse varias veces sobre el límite superior de normalidad y permanecer así durante más tiempo que la amilasa. Al igual que en la pancreatitis crónica, cuando las células son destruidas y la síntesis de lipasa disminuye a menos del 10% del valor normal, aparece esteatorrea (deposiciones grasas y malolientes).
Tripsina (digiere las proteínas): parece ser la prueba en sangre más sensible para la pancreatitis aguda, pero no es una prueba rutinaria. El test de tripsina en heces es utilizado para comprobar una insuficiencia pancreática y puede formar parte del estudio de la pancreatitis crónica. El tripsinógeno (tripsina inmunoreactiva) es una prueba útil para comprobar la suficiencia pancreática en casos de pancreatitis crónica.

Otras pruebas que pueden utilizarse en la pancreatitis aguda para comprobar la existencia de complicaciones, incluyen:
Hemograma (con recuento de las células de la serie blanca)
Estudio metabólico con medida de bilirrubina y pruebas de función hepática
Glucosa
Calcio
Magnesio
Proteína C Reactiva (para evaluar inflamación)

Otras pruebas que pueden utilizarse para verificar la existencia de pancreatitis crónica son:
Determinación de grasa en heces
Tripsina
Tripsinógeno (Tripsina inmunoreactiva)

Otras pruebas diagnósticas (ajenas al laboratorio)
Ecografía abdominal
CREP (colangiopancreatografía retrógrada endoscópica): pruena que utiliza un tubo flexible introducido por la nariz o la boca hasta el estómago y la entrada del páncreas, para observar, y en algunas ocasiones retirar, cálculos biliares.
Colangiopancreatografía con resonancia magnética: un tipo de resonancia magnética nuclear utilizada para visualizar las vías biliares y el páncreas; a menudo utilizada antes o en lugar de la CREP.
Tomografía computarizada (TAC-escáner)
Prueba de la secretina (no suele ser disponible de manera generalizada): se coloca un tubo en el duodeno con el objetivo de recoger las secreciones pancreáticas después de una estimulación con secretina intravenosa. La cantidad de algunos enzimas y del bicarbonato en la secreción pancreática se compara con los valores de personas sanas



Prevención, Detección precoz y Tratamiento
La pancreatitis exige atención médica rápida. Durante una crisis aguda, existe la posibilidad de que el páncreas sea destruido en pocas horas, causando complicaciones que pueden llegar a ser peligrosas para la vida.

Pancreatitis Aguda

Generalmente no es posible prevenir o detectar precozmente la mayoría de crisis agudas de pancreatitis, que se presentan de forma aislada. Si se deben a un estado de alcoholismo (para llegar a esta situación se requieren varios años de un consumo moderado-alto de alcohol), en general la crisis se desencadena por un episodio de gran consumo de alcohol. A pesar de que las crisis agudas pueden no ser evitables (dado que el paciente aún está bebiendo), pueden haber existido dolores previos que podrían haber sido tratados buscando la atención médica adecuada. En el caso de los cálculos biliares u otras causas de pancreatitis aguda, normalmente no existe advertencia antes de la crisis.

El tratamiento, en general, consiste en controlar el dolor, ayunar y permitir que el páncreas "descanse" durante varios días o semanas, mientras duren los síntomas. Durante este período de tiempo los pacientes se hospitalizan, administrándose todos los líquidos y nutrientes de forma intravenosa (IV). Si ocurren complicaciones, éstas son monitorizadas y tratadas, por ejemplo, en el caso de una infección, con antibióticos. Si la pancreatitis aguda es debida a cálculos biliares, puede ser necesaria la cirugía para extraer la vesícula biliar.

Pancreatitis Crónica


El tratamiento de la pancreatitis crónica consiste en prevenir futuras crisis, minimizar la lesión pancreática, y tratar las lesiones causadas. La abstinencia alcohólica es crítica en la prevención de futuras crisis. En algunos casos puede ser útil seguir una dieta pobre en grasas, con el objetivo de reducir la carga del páncreas, así como la administración de suplementos de enzimas pancreáticos para intentar corregir los posibles déficits y la malabsorción. En otros casos pueden ser necesarios suplementos de vitaminas liposolubles y de calcio. La glucosa (azúcar en sangre) se controla con frecuencia, y en algunos casos en los que el paciente haya desarrollado una diabetes se requerirá administrar insulina (en estos casos la medicación oral generalmente no es útil).

El control del dolor es una parte importante del tratamiento, ya que durante el curso de la enfermedad puede llegar a ser de moderado a severo. En algunos pacientes es necesaria la administración de narcóticos y antidepresivos. En otros casos puede ser necesario recurrir al bloqueo nervioso mediante la inyección de alcohol, y en algunos a través de cirugía. Sin embargo, con el tiempo y la disminución de la función pancreática, la intensidad del dolor puede disminuir.

En algunos casos es necesario recurrir a la cirugía, con el objetivo de eliminar una parte o la totalidad del páncreas y/o extraer o evitar obstrucciones. Asimismo es importante tener presente que la cirugía pancreática es muy difícil, por lo que requiere un cirujano experimentado en este tipo de cirugía.

Los pacientes con pancreatitis crónica presentan un mayor riesgo de desarrollar cáncer de páncreas. Por este motivo, de la misma manera que el médico supervisa el estado de la pancreatitis crónica, también vigilará la aparición de un posible cáncer

sábado, 1 de enero de 2011

Migrañas



Ni todos los dolores de cabeza son migrañas, ni todas las migrañas cursan con dolores de cabeza. La cefalea o dolor de cabeza es una de las formas más comunes de dolor. Aunque su causa es desconocida, el dolor que la produce se debe a una dilatación de las arterias situadas en el cráneo.

Una migraña es un dolor de cabeza recidivante, pulsátil e intenso que habitualmente afecta a un lado de la cabeza, aunque puede afectar a ambos. El dolor empieza repentinamente y puede estar precedido o acompañado de síntomas visuales, neurológicos o gastrointestinales.

Aunque la migraña puede iniciarse a cualquier edad, generalmente empieza en personas entre 10 y 30 años de edad. A veces desaparece después de los 50 y es más frecuente en mujeres que en varones. Si se tiene en cuenta que más del 50 por ciento de las personas con migraña tienen familiares que también la padecen, es de suponer que la tendencia puede estar transmitida genéticamente. En general, el dolor de la migraña es más grave que las
cefaleas tensionales.





Las causas exactas de las migrañas se desconocen, aunque se han estudiado varias teorías. Actualmente se cree que la migraña es un trastorno constitucional con base genética. Las causas desencadenantes son difíciles de identificar y diferentes en cada personas, pero las más frecuentes son:

· Herencia: Aunque la forma de herencia no está totalmente establecida, en algunas formas especiales de migraña ya se ha identificado el gen que la transmite situado en el cromosoma 9.

· Edad: En la infancia la migraña se presenta por igual en niños y niñas. A partir de la pubertad y debido a los cambios hormonales, se dispara la incidencia de migraña en las mujeres.

· Estrés y
ansiedad: Es necesario aprender a relajarse, buscar alguna distracción en momentos estresantes.

· Hormonas: Lo más frecuente es padecer una o dos crisis al mes, fundamentalmente en la época de primavera y otoño, y éstas pueden llegar a durar de 4 a 72 horas. Además del intenso dolor de cabeza estas dolencias van acompañadas de otros síntomas como náuseas, fotofobia o vómitos. En menor medida pueden provocar irritabilidad,
anorexia, vértigos y mareos. La migraña suele empeorar con la ovulación y la menstruación, así como con la toma de anticonceptivos orales. El embarazo, sin embargo, suele mejorar transitoriamente la migraña y muchas mujeres mejoran extraordinariamente cuando desaparece la menstruación (menopausia).

· Ingestión de alcohol y dieta: Algunos alimentos y bebidas pueden desencadenar ataques de migraña. Por ejemplo, el alcohol, especialmente el vino tinto o burdeos; las comidas con glutamato monosódico MSG; productos que contienen tiramina; o las carnes en conserva con nitratos.

· Falta o exceso de sueño: También puede ser un desencadenante de la migraña.

· Factores medioambientales: El tiempo o los cambios de temperatura, las luces deslumbrantes o las fluorescentes, las pantallas de ordenador, los fuertes olores y las elevadas altitudes.





Síntomas de Migrañas





No se dispone de ninguna prueba de laboratorio que sea útil para el diagnóstico de la migraña, aunque, debido a su patrón específico del dolor, suele resultar fácil identificarla. Alrededor del 20 por ciento de las personas manifiestan síntomas de
depresión, irritabilidad, inquietud, náuseas o falta de apetito, que aparecen unos 10 a 30 minutos antes de iniciarse el dolor de cabeza (período denominado aura o pródromo).

Un porcentaje similar de personas pierde la visión en un área específica (denominado punto ciego o escotoma), o perciben luces dispersas o centelleantes; con menos frecuencia sufren una distorsión de las imágenes, como por ejemplo, cuando los objetos parecen más pequeños o más grandes de lo que en realidad son. Algunas personas experimentan sensaciones de hormigueo o, con menor frecuencia, debilidad en un brazo o pierna. Es habitual que estos síntomas desaparezcan poco antes de iniciarse la
cefalea, pero a veces se mezclan con el dolor.





Tipos de Migrañas





Existen diversos tipos de migrañas: la migraña con aura está precedida de alteraciones de visuales, como manchas negras en el campo visual o visión de puntos o líneas luminosa. La migraña acompañada aparece con pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo o con alteraciones en el sistema nervioso central. Otro tipo de migraña, sin
cefalea, se caracteriza por vómitos, náuseas y abatimiento, sin que aparezca dolor de cabeza. El 90 por ciento de los pacientes que sufren los tipos de migraña más frecuentes, que son:

· Cefalea de tensión: es un dolor leve o moderado. Puede estar provocado por el estrés, malas posturas, fatiga o depresión.

· Cefalea de racimo: Es más frecuente en mujeres. Se trata de un dolor en uno de los lados de la cabeza que se extiende hasta llegar al ojo. Puede durar unos 15 minutos y a menudo ocurre por la noche.

· Migrañas o jaquecas: Constituye un conjunto de síntomas entre los que se encuentran, además del dolor de cabeza, vómitos, náuseas, sensibilidad a la luz y al ruido. Las migrañas son trastornos que tienen base hereditaria. El dolor suele localizarse en una parte de la cabeza o en toda. Tiene un carácter pulsátil y se acompaña de un malestar generalizado. Este dolor empeora normalmente con la actividad física y mejora con el reposo. Afecta a 17 de cada 100 mujeres y a un 5 por ciento de los hombres





Tratamientos




Aunque todas las migrañas están asociadas con el dolor, difieren en su severidad y su frecuencia. Por ello es necesario crear un tratamiento a medida que atienda las necesidades individuales de cada enfermo. La medicación intensa es empleada para tratar cefaleas determinadas y deben usarse rápidamente en la fase inicial. En ocasiones también son efectivas para la reducción de otros síntomas del ataque, como las náuseas, los vómitos o la sensibilidad al ruido o la luz. Las terapias preventivas son empleadas de forma diaria para prevenir los ataques o reducir su frecuencia y severidad.

Dentro de estas terapias se encuentran las farmacológicas y las no farmacológicas, como las terapias físicas y de comportamiento. Por último, los medicamentos de rescate se aplican cuando la medicación intensa falla. Generalmente pueden administrase en casa, aunque algunas terapias más agresivas que requieren inyecciones intramusculares o intravenosas se dan en el consultorio médico o en el servicio de urgencias. Este tratamiento puede causar somnolencia, lo que resulta adecuado para aliviar el dolor, aunque algunos pacientes se quejan porque les impide continuar con sus actividades cotidianas. Existen cuatro agentes diferentes para el tratamiento individual de las migrañas:

· Analgésicos.

· Antieméticos.

· Ergotamina.

· Triptanes. Algunos tratamientos combinan varios agentes, pero su abuso puede agudizar el problema en lugar de aliviarlo. Existen además varias terapias no farmacológicas que están siendo utilizadas con éxito en el abordaje o prevención de las
cefaleas:

· La terapia de retroalimentación eléctrica monitoriza las sensaciones del cuerpo, desde la temperatura hasta la tensión muscular. Conocida esta información, el paciente intenta mejorar el control sobre la tensión muscular y la temperatura con el fin de eliminar los síntomas asociados a las cefaleas y reducir la frecuencia y severidad de los ataques.

· Terapia cognitiva: consiste en aprender a controlar los pensamientos y reducir los de naturaleza negativa. Esto permite que el enfermo controle el estrés y las situaciones en la que es probable que se desencadene un ataque.